¿Qué relación hay entre la apologética y las falacias lógicas o argumentativas? Una falacia lógica es un razonamiento aparentemente correcto, pero que en realidad no lo es, siendo un razonamiento erróneo que muchas veces es intencional, con la finalidad de presentar una prueba o argumento sobre un tema particular. La apologética y las falacias tienen una arena en común gracias a la lógica. Y debido as las diversas afirmaciones y proposiciones para presentar o defender un argumento (de parte y parte), tanto nosotros como nuestros receptores no estamos exentos de presentar una falacia.
En este artículo veremos algunas de estas falacias a fin de reconocerlas y hacer un mejor manejo de la apologética. (Como una añadidura puede leer el artículo «Falacias típicas contra la doctrina de la Trinidad«).
Contenido que encontrará
- 1 ¿Falacias y Apologética, qué tiene que ver esto con nosotros?
- 1.1 Falacia Ad Hominem
- 1.2 Falacia del Hombre de Paja
- 1.3 Falacia de Culpa por Asociación
- 1.4 Apelar a la Autoridad
- 1.5 Apelar a la Mayoría
- 1.6 Argumentum ad ignoratiam
- 1.7 Dicotomía Falsa o falso dilema
- 1.8 Envenenando el Pozo
- 1.9 Argumento ad Baculum
- 1.10 Apelar a la Tradición
- 1.11 Argumento del Silencio
- 1.12 Petición de Principio
- 1.13 Falacia de Cortina de Humo o Pista Falsa
- 1.14 Contradicción
¿Falacias y Apologética, qué tiene que ver esto con nosotros?
Nuestro testimonio siempre es importante. No sólo tiene que ver con la honestidad de cómo vivimos lo que creemos sino cómo razonamos lo que creemos. Hay una estrecha relación entre las falacias y la apologética, y si no sabemos manejar o expresar lo que creemos y porqué lo creemos, cayendo en falacias para explicarlo, nuestros mayores esfuerzos se verán obstaculizados y vistos como deshonestos.
Por ejemplo, una serie de importantes afirmaciones nos puede llevar a construir un argumento, bien sea para la existencia de Dios, validez histórica de la resurrección de Jesucristo, etc., pero si en una de estas afirmaciones insertamos sin querer alguna falacia, nuestro interlocutor no sólo pensará que mentimos, sino que puede creer que es intencional. Y él falazmente también podría pensar que los cristianos son así.
Una mente entrenada en la lógica nos ayudará también a discernir las falacias de otros, que bien por ignorancia o intencionalidad nos quieran expresar para intentar validar una afirmación o un argumento. Por ello presento aquí algunas de las falacias más usadas con las que se puede encontrar alguien en su apologética:
Falacia Ad Hominem
Se trata de atacar al oponente. Es quitar los ojos del argumento o la idea que se discute, para ponerlos en la persona con quien se discute. Un ejemplo de ello sería: «usted no puede tener razón porque ustedes los creyentes son ignorantes, así que no debe ser verdad.» Pero la realidad es que las cosas no son verdaderas o falsas dependiendo de quien las diga. Un borracho que grita a las puertas de una iglesia que el adulterio es pecado, está diciendo una verdad como si lo dijera el predicador que nunca cayó en adulterio.
Falacia del Hombre de Paja
Llamada también falacia del espantapájaros o «Straw man», con esto se intenta manipular la idea de un contrario para hacerla más fácil de refutar. Para ello, no es de extrañar que la persona que diga la falacia, use palabras que su oponente nunca utilizó. Un ejemplo común ocurre cuando se debate la doctrina de la Trinidad, y que un arriano o unicitario simplemente diga que la Trinidad son tres personas en una sola persona, o tres dioses en un Dios, manipulando un argumento o diciendo algo que sencillamente no es, a fin de poder refutar lo que rechaza como verdadero.
Falacia de Culpa por Asociación
Se trata de desacreditar un argumento por la relación con algo o alguien. Se le considera una variante de la falacia ad hominem. Es como si un hombre se negara a casarse con una mujer porque ella tiene dos hermanos delincuentes: si ella tiene hermanos delincuentes, ella es delincuente (haciendo una relación que no justifica las cosas). Un ejemplo de esto lo vemos en la negativa de los testigos de Jehová hacia las fiestas de cumpleaños. En nuestra respuesta sobre este tema señalamos que , pues la Biblia no dice que los cumpleaños sean malos, sino que reyes malvados celebraron cumpleaños, que es distinto.
Apelar a la Autoridad
Consiste en creer que algo es verdadero o falso debido a lo que dice alguien que consideramos una autoridad. Aquí el énfasis no se coloca en el argumento sino en el prestigio de alguien. Es como cuando alguien dice que Stephen Hawking no creía en Dios, por tanto Dios no existe. Es importante destacar que esta falacia puede darse incluso cuando la autoridad no es necesariamente un experto en el tema que se discute, como decir que Jesucristo no existió ya que Richard Dawkins (quien no es historiador) lo afirma.
Apelar a la Mayoría
Es similar al anterior, pues las cosas no son verdaderas o falsas en sí mismas sino porque mucha gente lo aprueba o no. Un ejemplo interesante de esta falacia y la apologética es cuando dicen que la mayoría de cristianos lo conforma el catolicismo romano, por tanto el catolicismo es verdadero cristianismo, o cuando alguien alega que la mayoría de los científicos no cree en Dios, por lo tanto Dios no existe.
Argumentum ad ignoratiam
Esta falacia consiste en afirmar que una premisa es verdadera sólo porque no fue probado que sea falsa, o del mismo modo afirmar que algo es falso sólo porque no pudo probarse que sea verdadero. En la apologética esta falacia es común cuando alguien dice que Dios no existe (o que Dios existe) porque nadie ha probado lo contrario. O que la evolución es cierta porque el oponente (o interlocutor) no puede demostrar lo contrario.
Dicotomía Falsa o falso dilema
También es conocida como la falacia del blanco o negro. Consiste en presentar sólo dos opciones cuando en realidad hay muchas más. Es intentar simplificar las opciones reduciéndolas a dos, intencionalmente o no. Puede verse, por ejemplo, cuando afirmamos: «si crees que Jesús es el Arcángel Miguel, eres adventista o testigo de Jehová». O también por desconocimiento decimos: «¿crees en la reencarnación? De seguro eres de la nueva era o eres budista».
Envenenando el Pozo
Es una forma de Ad Hominem que consiste en atacar a la persona antes de que ésta presente su argumento. Aquí las cosas no son verdaderas o falsas en sí mismas, sino probablemente no será verdadero o falso debido a la opinión negativa que tienen de la persona o cosa. Por ejemplo: «ella nunca tiene nada bueno qué decir, ¿para qué dejarla hablar?». En la Biblia hay una sobre esto: «¿De Nazaret puede salir algo de bueno?» (Jn 1:46).
Argumento ad Baculum
Se trata de sostener una afirmación o argumentar con base a la fuerza o la amenaza. Tiene que ver muchas veces con una posición propia de autoridad, y puede verse en algunas sectas cuando afirman: «si no crees que somos la Organización de Dios para salvación, asume las consecuencias de tu expulsión».
Apelar a la Tradición
Consiste en sostener la validez de algo por el simple hecho de que siempre se ha hecho o creído así. En cuanto al cristianismo, puede discutirse por ejemplo la validez del purgatorio con un católico. Aunque la verdad sea que los discípulos nunca creyeron eso o que Dios no lo inspiró como verdadero, un católico puede verse tentado a afirmar que el purgatorio es verdadero porque es lo que siempre ha creído la Iglesia católica.
Argumento del Silencio
Se trata de una falacia que extrae una conclusión basada en el silencio o ausencia de evidencia. Un ejemplo pudiera ser: Jesús nunca enseñó que el cigarrillo es pecado, por lo tanto es permitido fumar.
Petición de Principio
También llamado razonamiento circular, es cuando nos quieren demostrar algo metiendo ese algo en la misma demostración. Es un razonamiento en el que la conclusión ya es una premisa o está incluida en una de las premisas. Los cristianos hemos cometido este tipo de falacia cuando afirmamos que la Biblia es la Palabra de Dios, ¿por qué? Porque la Biblia lo enseña. Aquí la conclusión está incluida en una de las premisas.
Falacia de Cortina de Humo o Pista Falsa
Es una táctica que consiste en desviar la atención de un tema. Podemos verla, por ejemplo, cuando dialogamos con algún testigo de Jehová, y al no tener respuestas o argumentos, pasa a cambiar de tema, hablando de algo donde se siente más cómodo o preparado. Cuando tenemos un plan de acción en nuestras conversaciones, estaremos más prestos a retomar el tema con mucha sabiduría, diciendo cosas como «es importante lo que afirmas, pero déjame continuar con lo que estaba hablando para no dejar el tema a la mitad». Así podemos continuar con el argumento y seguir manejando el plan de acción y la conversación.
Contradicción
Es cuando una afirmación no satisface sus propias condiciones de racionalidad y veracidad. Esto es extremadamente común. Es una forma de suicidio práctico o autorefutación. Puede verse cuando alguien dice: no existe la verdad absoluta», una afirmación que en sí mismo es un absoluto, demostrando no cumplir sus propias condiciones para ser verdad.
Acerca del Autor
Juan Valles
Teólogo en formación, predicador del evangelio; apasionado por la apologética y la doctrina cristiana; se dedica al estudio de sectas y movimientos religiosos. Está casado y reside en Caracas.