Los testigos de Jehová, al menos lo que he conocido personalmente, son personas honestas que tratan de vivir su fe de manera profunda y con convicción. Pero más allá de conocerles personalmente, en este artículo hablaré de lo que creen doctrinalmente, comparándolo con lo que dice la Biblia, y con esto poder dar una respuesta razonable de por qué no soy un testigo de Jehová.
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El Asunto de las Profecías Fallidas
Entre los testigos de Jehová de hoy parece haber un divorcio con la historia de su movimiento. Muchos ignoran que Charles Russell, el fundador del movimiento, dijo que la venida de Jesucristo había comenzado en 1874, y que el año 1914 sería la Batalla de Armagedón. Adicional a ello dijo que el milenio comenzó en 1872. Y no sólo Russell inventó profecías, sino que el juez Rutherford, quien le sucedió en la presidencia, cayó en los mismos delirios al anunciar el 24 de febrero de 1918 que «millones que ahora viven no morirán jamás» (aunque ya estamos en el año 2024 y obviamente todos aquellos «testigos» vivos de entonces ya han fallecido). De hecho no sólo repitió esa frase sino que en 1920 anunció que los santos del Antiguos Testamento regresarían a la vida en el año 1925. Luego, y saltando otras tantas profecías fallidas, en el año 1966 publicaron en el libro «Vida Eterna», página 29, que «Según esta cronología bíblica fidedigna seis mil años desde la creación del hombre terminarán en el 1975, y el séptimo periodo de mil años de la historia humana comenzará en el otoño de 1975.»
Una excusa que no vale
Ante todos sus errores históricos, la Watchtower (que es la organización que rige a los testigos de Jehová a nivel mundial), reconoció sus muchos errores, y en una revista del año 2017 trató de justificarse alegando que por mostrar humildad debían perdonarles todo. En esa publicación del 15 de enero de 2017 dicen textualmente: «¿Hemos malinterpretado la Biblia alguna vez los testigos de Jehová porque no era el momento adecuado? Sí… Creemos que así imitamos a los apóstoles de Jesús que fueron humildes y modificaron su manera de pensar cuando él les hizo ver que estaban equivocados (Hechos 1:6,7).»
Por supuesto, cuando usted busca ese texto de Hechos 1:6,7 se da cuenta que otra vez están malinterpretando el texto bíblico, que de nada sirve la disculpa, y que no son dignos de confianza. ¿Qué ocurrirá cuando diga que fue un error tachar como pecaminosas las transfusiones de sangre? ¿Podrán regresar a la vida a las personas que dejaron morir? ¿Y las que pudieran irse derecho al infierno? No soy testigo de jehová porque sus enseñanzas no son dignas de confianza.
Una Biblia deficiente
Una de las razones por las que no soy testigo de Jehová es porque creo firmemente que la Biblia debe ser la máxima regla de fe y autoridad, y que para que esto sea una realidad, su traducción a mi idioma debe ser coherente con lo que escribieron los autores inspirados. Pero en el caso de los testigos de Jehová esto no ocurre. Ellos utilizan una versión de la Biblia llamada «Traducción al Nuevo Mundo de las Santas Escrituras», que se caracteriza por tergiversar el texto inspirado, por lo cual el mensaje que presentan de Dios es deficiente e inadecuado, lo que podríamos llamar una Biblia diseñada para avalar sus doctrinas.
Ejemplos claros de esto puede ser Juan 1:1, pues la «biblia» del «testigo» dice que Jesús es «un dios», cuando la traducción correcta dice Jesús, el Logos, era Dios. También en Juan 8:58 Jesús dice que «antes de Abraham, YO SOY«, pero la traducción de los «testigos» coloca un equivocado «yo he sido». Para comprender mejor este punto, le recomiendo leer el artículo «Textos alterados en la Biblia de los testigos de Jehová«.
Un Jesucristo hecho a la medida de sus razonamientos
Cuando queremos saber si la teología de un determinado grupo religioso es correcta, debemos conocer lo que piensan sobre Jesucristo. Y en el caso de los testigos de Jehová podemos decir que fallan respecto a Jesucristo. Ahora bien, no digo que el testigo quiera creer mal sobre Jesús, pues como ya dije, suelen ser honrados y sinceros respecto a su fe. Es decir, ellos están equivocados sin saber que están equivocados, creyendo en un Jesucristo creado, el cual piensan que, antes de nacer como humano, era conocido como el Arcángel Miguel. Ellos usan textos como Colosenses 1:15 o Apocalipsis 3:14 para inferir que Jesús es la primera criatura que Dios creó. Pero estos textos (como se dijo en el punto anterior), los malinterpretan desde una traducción deficiente. Si desea una respuesta a este punto, puede leer mi artículo ¿Es Jesucristo un ser creado?.
El Jesucristo de los testigos de Jehová, al ser creado (según ellos), no es digno de ser adorado, tampoco podría responder oraciones ni recibir alabanzas porque, en la teología ruselista (llamada así por Charles T. Russell), Jesucristo no es Dios, sino una especie de ser poderoso al que designan «dios», con minúscula. Así que, a la pregunta de ¿Por qué no soy un testigo de Jehová?, una de mis respuestas es: porque no creen en el Jesucristo de la Biblia, sino en el que ellos se han inventado y justificado con su propia traducción bíblica.
Niegan la Resurrección corporal de Jesucristo
Otra de las ideas heréticas que presentan nuestros amigos testigos de Jehová, es la de negar la resurrección corporal de nuestro Señor Jesús. Ellos creen que la resurrección fue algo espiritual. En la revista Atalaya de diciembre de 2020 podemos leer: «Es importante recordar que Jesús no resucitó con un cuerpo humano.» En el libro «Sea Dios Veraz», página 276, dicen: “El primogénito de los muertos fue levantado de la tumba no como una criatura humana, sino como un espíritu”.
Para responder al testigo de Jehová, es necesario recordarle que cada persona que Jesús resucitó lo hizo con su propio cuerpo, no en espíritu. ¿Por qué pues pensar que Jesús no resucitó corporalmente si el Señor le dijo a Tomás que no era un espíritu, invitándole a meter sus dedos en su costado (Juan 20:27,28)? Pablo dice también Romanos 8:11 que son nuestros cuerpos los que son vivificados tras la resurrección. Recordemos que Jesús habló de la resurrección de su cuerpo en Juan 2:18-21, y es vital entender esto: no existe en la Biblia una resurrección espiritual. Así que, ¿por qué es importante la resurrección corporal de Jesús? Porque, si no ocurrió, entonces seguimos en pecado (1Corintios 15:17). Esta enseñanza de los «testigos» es muy delicada y me parece que ellos lo ignoran. Y este es otro motivo por el cual no soy testigo de Jehová.
La Biblia no ordena ser un testigo de Jehová
El nombre «testigos de Jehová» identifica a los creyentes de las doctrinas de la Organización Watchtower, no a cristianos ni a judíos. Se trata de un movimiento religioso surgido a finales de 1870 de la mano de Charles Taze Russell. Este nombre que les identifica no surge como un mandato divino, pues no hay una orden de Dios de que sus creyentes o pueblo deba llamarse de esa manera. Los testigos de Jehová afirman que el nombre de su organización obedece a un texto de Isaías 43:10, donde Dios le habla a Israel, diciendo: «ustedes son mis testigos…» Y quizá, como ellos creen que sólo ellos usan el nombre de jehová, deberían llamarse así.
Pero contextualmente, en este capítulo Dios se revela a Israel como su Único Salvador. De hecho, en Is 43:11 dice que no hay otro Salvador sino Jehová. Lo curioso de esto es que si no hay otro Salvador, ¿por qué en el Nuevo Testamento se le asigna este título a Jesús? No olvidemos que en Tito 2:13 dice que Jesucristo es nuestro Dios y Salvador, y en Hechos 4:12 dice que no hay otro nombre en el que podamos ser salvados sino en el nombre de Jesús.
Un punto muy revelador es que, aunque no se promete ser un testigo de Jehová, sí se nos promete ser testigos de Jesús. De hecho, nuestro Señor dijo en hechos 1:8 que al recibir el poder de Su espíritu Santo, seríamos testigos de Él desde Jerusalén hasta los confines de la tierra. Así que no preferiré ser un «testigo de jehová» cuando por el poder de Dios puedo ser un testigo de Jesucristo.
Razones Sociológicas
En caso de no ser suficientes las pocas razones bíblicas dadas anteriormente, también hay algunas razones de carácter sociológicas. Y esto tiene que ver con el autoritarismo de la Watchtower, que usa técnicas de control mental sin que los «testigos» lo perciban. También debemos mencionar el exclusivismo característico, de que sólo ellos tienen la verdad aunque ni pueden demostrarlo. Su dogmatismo de que sólo ellos son el canal de Dios. Todo esto proviene de un control mental tan eficaz que, aunque se les demuestre la verdad, no les importará, prefiriendo incluso ir al mismo infierno antes que abandonar la mentira de la Watchtower.
Para nadie es un secreto que los testigos de jehová padecen de aislamiento. Sólo basta con ver unos pocos de tantos testimonios de ex-testigos de Jehová que por una u otra razón tuvieron que salir de su movimiento, y cuentan cómo han manipulado incluso a sus familiares para que corten todo vínculo social y familiar. Son expulsados tanto de sus templos como de sus propias familias. Por supuesto, no podemos recomendar a nadie siquiera tomar clases con los testigos de Jehová, a menos que aparte del riesgo de perder la eternidad con Dios, también padezca los pesares sociológicos que acabo de describir.
Conclusión
Cuando comencé este artículo, dije que los testigos de Jehová que conozco son personas honestas y sinceras. Viven comprometidos con la Organización Watchtower y tratan de servir según su fe. Pero me temo que la honestidad y la sinceridad no podrán salvar a nadie si sus ideas son equivocadas. Nadie que tome un veneno podrá salir ileso sólo por haberlo tomado con sinceridad. De igual manera, el veneno teológico de la Organización Watchtower va a pasarle factura a nuestros amigos testigos de Jehová, y no hay una mayor muestra de amor que advertirles del peligro.
Por todo lo antes expuesto, no podremos recomendar a nadie el ser un testigo de Jehová. Y ante la pregunta: ¿Por qué no soy un testigo de Jehová? Las respuestas son claras: no creen en el mensaje de la Biblia sino en lo que la Watchtower les indica que deberían creer. Han puesto sus ojos no en el Dios de la Biblia, sino en una organización que ha probado ser un falso profeta, poniendo en peligro el destino eterno de millones de testigos de Jehová.
Acerca del Autor

Juan Valles
Teólogo en formación, predicador del evangelio; apasionado por la apologética y la doctrina cristiana; se dedica al estudio de sectas y movimientos religiosos. Está casado y reside en Caracas.