Apologética
Concepto y Elementos básicos de la apologética.
La apologética trata sobre la defensa racional del cristianismo. El ocultismo trata de creencias esotéricas. Como cristianos, estamos llamados a presentar el evangelio, dando razón de lo que creemos y porqué lo creemos. Así que, ya conociendo las doctrinas del cristianismo y nuestra responsabilidad de dar respuestas, es necesario comprender los diversos movimientos ocultistas como la magia, la hechicería, la adivinación, la brujería, santería o el satanismo, mostrar sus errores y demostrar a los seguidores del ocultismo que la verdad es racional.
La Biblia es clara en cuanto a evitar prácticas ocultistas. Dios ordena no ser adivinos (Lev 19:26), ni hacer lo que hacen brujos o hechiceros (Deut 18:10,11). Y en el libro de los hechos se narra la conversión de algunos ocultistas (Hech 19:19).
La idolatría es algo grave delante de Dios. Muchas de las personas que están en el ocultismo buscan a Dios con sinceridad en el lugar equivocado; otras ya entienden que adoran directamente a Satanás. Aquí la apologética es todo un desafío que amerita más que en cualquier otro caso la presencia del Espíritu Santo.
El ocultismo tiene que ver con prácticas secretas, ocultas, o misterios que van más allá de los sentidos. Dentro del ocultismo se pueden mencionar: la hechicería, magia, quiromancia, cartomancia, adivinación, tabla ouija, cartas de tarot, satanismo, santería, palería, comunicación con muertos, espiritismo, demonismo y la utilización de las bolas de cristal, entre otras.
Palo, palería, congo, palo monte, palo mayombe o regla conga es una religión afroamericana, politeísta, sincrética y animista derivada de la religión kongo —originaria de la etnia homónima—, del espiritismo que se desarrolló en Cuba.
El Palo Mayombe se basa en la invocación de los espíritus de los muertos (nkitas) para obtener beneficios personales, es lo que llaman brujería con muertos, literalmente. Los practicantes de esta religión trabajan con materiales de la naturaleza y restos de muertos, que insertan en un caldero al que llaman nganga o “prenda”. En este caldero (que consideran mágico) guardan partes de un muerto, como un cráneo o un fémur, necesarios en sus prácticas de invocación.
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