Hablar del infierno es, sin duda, hablar de un tema odioso y, si se quiere, horrendo. Pero esta pregunta ocupa hoy un espacio importante porque, con el fin de desprestigiar o negar al cristianismo, asume que si Dios es amor, no podría enviar a las personas al infierno; o si Dios envía a las personas al infierno, no es un Dios de amor ni un Dios bueno. Y esto puede resultar paradójico a la hora de responder.
Creo que es importante tener una idea correcta de los términos, porque puede que quien pregunte (o juzgue mal al cristianismo) lo haga con base en definiciones erradas. ¿Qué significan estas expresiones?
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Dios no es solamente Amor
Cuando decimos que Dios es amor hacemos eco de las escrituras. Sí, Dios es amor (1Jn 4:8), y también es misericordioso (Deut 4:31; Neh 9:31; Salmo 86:15). Por amor, Dios trazó un plan para redimir a la humanidad. Y fue precisamente el amor de Dios lo que envió a su Hijo a pagar la deuda moral que pesa sobre el ser humano (Jn 3:16).
Pero ese mismo Dios que es amor, también es Justo. Una de las cualidades que más se suele pasar por alto acerca de Dios es su justicia. Un Dios justo es contrario a un Dios corrupto y pecador. Y esa justicia de Dios apunta directamente a su santidad. Dios debe condenar el pecado. En Habacuc 1:13 dice «Pero tú eres puro y no soportas ver la maldad» (NTV).
Normalmente cuando la gente dice que no entiende cómo un Dios es amor puede permitir que alguien vaya al infierno, obvia o desconoce que ese Dios de amor también debe hacer justicia.
El ser humano es Pecador
El cristianismo claramente enseña que todo ser humano es vil (Rom 3:23) y pecador (justo anoche enseñé en una reunión celular el tamaño de nuestra pecaminosidad, pues puede que alguno diga que no es pecador). Y nuestro pecado trae como consecuencia el juicio de Dios y la eterna separación con este Dios bueno (Rom 6:23).
El pecado es también, gracias a la caída desde Adán, algo terriblemente natural (aunque no hayamos sido creados de esa manera). Somos propensos al mal, y esa tendencia impide ver que la santidad y carácter de Dios son la norma para visualizar lo terrible que es el pecado. Por ello es común que algunas personas (y más un escéptico) le den muy poca importancia al pecado, y mucha importancia al infierno como para presentar un Dios terrible, conforme a lo preconcebido de sus conceptos.
La Cruz de Cristo
En la cruz de Jesucristo se muestra claramente cómo se concilia el amor y la justicia de Dios. La santidad y justicia de Dios exigen que la deuda moral del ser humano sea pagada. Pero en su amor y misericordia, Dios sabe de nuestros límites e incapacidad para satisfacer esa norma. Ningún ser humano puede alcanzar la salvación por sus propios méritos. Así que envió a su Hijo para pagar esa deuda, y aplicar sobre Él la justicia y la ira de Dios por el pecado (lea Rom 5:8 y 2Cor 5:21).
Así, en la cruz de Jesucristo, se concilia el amor de Dios y la justicia de Dios. Tener claramente identificados estos conceptos nos ayudará a elaborar una respuesta adecuada por sobre las ideas erradas o preconcebidas de algún escéptico.
Infierno como consecuencia
Cuando alguien pregunta «Si Dios es amor, ¿por qué envía a personas al infierno?», implícitamente intenta afirmar que Dios es quien envía a las personas al infierno, quizá hasta por gusto y placer. Pero la Biblia nos dice otra cosa: recordemos que Dios hizo el infierno para el diablo y sus ángeles (Mat 25:41), y que, a pesar de su justicia, ya ha expresado que su voluntad es salvar a toda costa (Eze 33:11; 1Tim 2:4).
Entonces, ¿por qué va alguien al infierno? Por su propio pecado. Como ya se dijo, el pecado es separación con Dios (Rom 3:23), y trae como consecuencia muerte o separación eterna (Ap 20:14,15). Cada persona que va al infierno es arrastrado allí primeramente por su pecado, y segundo como consecuencia de su rechazo a la voluntad de Dios de que sea salvo (1Tim 2:4). La causa de la condenación no es el decreto ni la voluntad de Dios, sino como dice la Biblia:
Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. (Juan 3:19)
Conclusión
El error común de quien pregunta «Si Dios es amor, ¿por qué envía a personas al infierno?» es que sugiere que es Dios quien los envía a ese horrendo lugar. Pero la evidencia bíblica nos muestra de que aunque Dios es un Dios de amor, no obstante hay personas que prefieren rechazarlo aunque tengan que ir al infierno. No es posible que el amor de Dios sirva para alabar el pecado de las personas, sino que Dios es tanto amoroso como justo.
En la Biblia se habla del cielo cientos de veces, mientras que el infierno es mencionado menos de treinta ocasiones. Este dato nos resume lo importante que es para Dios hacernos entender su voluntad de querer que vayamos al cielo (2Pe 3:9) y evitemos el infierno (Eze 18:32; Hch 17:30).
No es de alegrarnos que alguien vaya al infierno, pues el mismo Dios no desea que ello ocurra. Y este lugar es tan hostil que algunas personas , para suavizar el infierno, piensan que o bien no es eterno, o al ser humano será aniquilado. Quizá le interese leer una respuesta a ello en el artículo: Respuesta Bíblica acerca del Infierno.
Que el Señor te bendiga.
Acerca del Autor
Juan Valles
Teólogo en formación, predicador del evangelio; apasionado por la apologética y la doctrina cristiana; se dedica al estudio de sectas y movimientos religiosos. Está casado y reside en Caracas.