Estar sumergidos en el mundo de la apologética nos predispone no sólo a responder adecuadamente, sino a aprovechar las diversas oportunidades que se nos presentan. En estas fechas tenemos una oportunidad de oro para usar la apologética: la navidad.
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Cuando se acerca los días de navidad algunos cristianos se rasgan las vestiduras por el hecho de que otros celebren estas fechas. Bajo el argumento de que Jesús no mandó a celebrar su nacimiento o de que el árbol es pagano, emprenden así una guerra de palabras contra sus hermanos en la fe. Ven paganismo donde se huela a navidad.
La navidad es simplemente una celebración anual para conmemorar que el Logos se hizo humano. Nada más. Nada menos. Su significado es grandioso porque la luz verdadera vino al mundo, y vimos su Gloria, la cual compartimos con toda la humanidad. Para el cristianismo, más allá de sus diversas denominaciones, es un hecho trascendental que le muestra al mundo el alcance que tiene el nombre de Cristo. Celebrar la navidad es expandir el significado de esta celebración.
Hay dos tipos de detractores para la navidad: algunos creyentes en Cristo, y los enemigos de la cruz (incluya en este grupo a ateos, musulmanes, satanistas, etc). Un momento, ¿dije creyentes en Cristo? Sí, quienes por un errado concepto de la navidad tienden a unirse con los enemigos del cristianismo para borrar u oscurecer todo vestigio de festividad cristiana. Al mundo anticristiano le interesa borrar esta fiesta, y tristemente algunos cristianos les ayudan.
No me malinterprete: si usted no la celebra no peca (como tampoco quienes sí la celebran). Recuerde que la navidad no debe confundirse con vanidad. Celebramos a Cristo, no nuestra capacidad de comprar cosas. La navidad se celebra por ser un hecho histórico, no una temporada comercial.
Sea como sea, celebrándola o no, puede (y debe) usar estas fechas para hablar de Cristo. La oportunidad es única. Ese es mi punto.
¿Deben los cristianos celebrar la navidad? Algunos creen que no. Y uno de los motivos es el decorativo: árboles, guirnaldas, luces, etc. A este respecto se busca e identifica con todas las fiestas paganas del pasado que involucran estos elementos decorativos. Pero creer que navidad es árbol, música o arbolitos es desconocer la navidad. Jesucristo visitando a su creación es mucho más que eso aunque la gente de la tribu, nación o cultura que sea lo celebre con los adornos que quiera. No conozco a ningún cristiano que se postre ante un árbol de navidad o se vuelva pagano por adornar su casa. Aunque puede ser un peligro emocionarse con toda la parafernalia comercial de estas fechas para olvidarnos de Dios y el prójimo. ¡Cuidado!
Otro hecho por el que se rechaza la navidad es la fecha. No faltará quien diga que Jesucristo no nació en diciembre, una verdad enorme pero que como argumento es insuficiente. No sabemos la fecha del nacimiento de Jesús, pero desde el punto de vista apologético es fundamental poder decirle al mundo que la influencia de Jesucristo es tan grande, que podemos tomar cualquier fecha para celebrarle y convulsionar con ello el planeta. Aquí la fecha es lo de menos.
Alguien me dijo una vez que Jesús no mandó a celebrarle fiesta. Esto es absurdo. Una celebración a Jesús es, en términos bíblicos, adoración. Por ello no verá usted a los testigos de Jehová o a los musulmanes celebrar la navidad. Jesús busca adoradores, y por lo tanto no le dirá qué días debe usted adorar o cuáles no. Adore y celebre a Cristo.
El sentido de la navidad no es decorar un árbol. No tiene que ver con ropa nueva o comprar juguetes. No estoy diciendo que no lo haga ni que lo haga, eso es un tema aparte, muy secundario. El sentido de la navidad es Jesucristo. Si usted cree que la navidad es el viejo barrigón vestido de rojo, aunado al loco comercio que caracteriza a un mundo vano, estaría de acuerdo con que eso no debe celebrarse.
La Navidad es decirle al mundo que Dios hizo una visita que lo cambió todo (Lc 1:68). La navidad es conmemorar uno de los hechos históricos más grandes de la humanidad: no que el hombre llegase a la luna, sino que Dios se hizo carne (Jn 1:14).
Mucha gente no entiende todavía el poderoso significado de estas cosas. Y para ello el pueblo de Dios tiene dos opciones: o se esconde haciendo que el mundo celebre la vanidad (que es lo que entiende por navidad), o se inmiscuye en el asunto para enseñarle al mundo el profundo y sísmico significado de que Jesucristo haya venido al mundo.
Debo subrayar también que nadie que se haga llamar cristiano debe olvidarse de Cristo por el afán de estas fechas. El Señor de la navidad no debe ser rechazado por la navidad. Si usted la celebra no peca.
El hecho histórico: el nacimiento virginal
Hay un hecho innegable: Jesucristo es un personaje histórico. Las muchas referencias, bíblicas o no, confirman este suceso. La historia de la navidad es válida por ello: hechos reales, personas reales, festividad real. La navidad se centra en conmemorar algo que incrédulos y sectarios se esfuerzan por negar que ocurrió. En apologética esto es fundamental.
¿Saben nuestros vecinos que la navidad fue predicha por el profeta Isaías casi 800 años antes (Is 9:6)? ¿Saben nuestros amigos que la ciudad de la navidad se la dijo Dios a Miqueas varios siglos antes (Miq 5:2)?
La navidad, correctamente entendida, es la historia de una mujer judía cumpliendo las profecías de Isaías y Miqueas: una doncella que concebía, y que el bebé que nacía era el Eterno Creador de todo, narrado por Lucas, con testigos vivos, con una tradición oral, y con un mundo completamente cambiado por los protagonistas de este hecho. ¿Cómo pudo desarrollarse y establecerse la navidad sin el hecho del nacimiento virginal?
La historia de la navidad está incompleta sin la historia de semana santa. La historia de semana santa está incompleta sin la navidad. El nacimiento que aquí se celebra tuvo como origen el amor de Dios, y cuyo propósito es salvar a todo aquel que cree. Tenemos en cada navidad una oportunidad valiosísima para mostrar al mundo que Jesús nació, murió y resucitó. Somos nosotros quienes conocemos el verdadero sentido de la navidad. Compartamos esto aunque el mundo anticristiano rechine los dientes.
Acerca del Autor
Juan Valles
Teólogo en formación, predicador del evangelio; apasionado por la apologética y la doctrina cristiana; se dedica al estudio de sectas y movimientos religiosos. Está casado y reside en Caracas.
Creo sinceramente que tienes que leer mas historia y menos biblia Juan Valles, porque si no lo haces vas a seguir diciendo incongruencias como las que escribiste y que nadie que tenga un poco de sentido común te va a tomar en serio.