¿Puede ser verdad el Cristianismo cuando hay pésimos cristianos?

¿Puede ser verdad el Cristianismo cuando hay pésimos cristianos?

He escuchado a tantas personas decir algo tan similar que hoy es preciso elaborar una respuesta. El título de «¿Puede ser verdad el Cristianismo cuando hay pésimos cristianos?» es referirse a las afirmaciones de escépticos que rechazan el cristianismo por el pésimo testimonio de cristianos. Alguien me dijo una vez: «por eso es que no creo en esos evangélicos». Y con razón o no, esas personas creen tener un fuerte argumento en contra de la verdad del evangelio.

¿De qué estamos hablando?

Algunas personas que se identifican con el cristianismo, dan de qué hablar con conductas que muchos no cristianos no cometerían, pues ciertamente hay escépticos cuyas conductas pueden ser más admirables que las de muchos que afirman ser creyentes. Y ello sin incluir a aquellas personas que cometen abuso ostentando alguna posición «religiosa», por así decirlo, sobre otras personas. Y en general, podemos hablar de algunos aspectos escandalosos o negativos en los que se involucra a los adeptos al cristianismo:

¿Creyentes llenos de Codicia?

Algunos utilizan la fe o su autoridad para obtener un lucro, dinero fácil o ganancias deshonestas. Algunos son mercaderes de la fe, y es visto como algo escandaloso. El apóstol Pedro escribió sobre esto cuando dijo: «Llevados por la avaricia, estos maestros los explotarán a ustedes con palabras engañosas» (2Pe 2:23). Ya la Biblia advierte sobre estas personas.

¿Lujuriosos?

La lujuria es denunciada en la Biblia como una obra de la carne, es decir, contrario a lo que se espera de un cristiano cuya vida ha de ser guiada por el Espíritu Santo. A este respecto, es lamentable que algunos que se identifiquen con el cristianismo lleguen a cometer actos lascivos, quienes llevados a los extremos por sus concupiscencias llegan incluso a abusar sexualmente de otros. Aunque esto ocurre sin distinción en todas las religiones (como en no religiosos también), y ninguna religión tiene el monopolio de estos abusos, los más famosos por su descarado número de incidentes son los miembros del catolicismo. Esto, por supuesto, perjudica al cristianismo en general.

Abuso espiritual:

Es cuando alguien utiliza su autoridad para exigir, gobernar y esclavizar las vidas de otros. Esto ocurre a menudo cuando el desconocimiento de las verdades bíblicas es evidente, y los abusados terminan sacrificando sus vidas en virtud de la satisfacción de un líder que sin escrúpulos puede maltratarlos sicológicamente, produciendo incluso daño moral.

 

¿Qué enseña el Cristianismo?

El cristianismo enseña que todos los seres humanos somos pecadores, separados de un Dios Justo y Bueno. Enseña que nuestras acciones tienden al mal sin ninguna motivación de intentar ser perfectos. También enseña que nuestros pecados, aun con una buena conducta intermitente, nos condenan por la eternidad, y que sólo el perfecto sacrificio de Jesucristo, quien murió y resucitó para pagar nuestra deuda moral, puede quitarlos.

El efecto salvífico de la gracia de Jesucristo es lo que produce en nosotros un cambio, lo que la Biblia llama «nuevo nacimiento» mediante la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas. Así, somos transformados en nuevas personas, salvadas en esperanza, con una posición en los cielos aunque estemos en la tierra.

Así, la altísima norma moral de Dios es asumida por los creyentes a fin de irnos pareciendo cada vez más a Jesucristo.

¿Qué se Espera de los Cristianos?

Por todo lo antes dicho es de esperar que el cristiano sea mejor persona, santo en todo lo que haga o piense. La Biblia lo dice así: «Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»» (1Pe 1:15,16). Así, el cristianismo enseña precisamente lo contrario a lo que hacen los «malos cristianos», si es que puede existir o caber la expresión «malos cristianos».

El cristiano ciertamente no es perfecto, pero es perdonado. Esto se debe a que el cristiano se caracteriza por asumir su culpa como algo serio, como un pesar producto de una mala decisión, y actúa en consecuencia para evitar hacerlo nuevamente. Esto es parte de la transformación de Dios en la vida del creyente.

 

¿Puede ser verdad el Cristianismo cuando hay pésimos cristianos?

El cristianismo sigue siendo verdad a pesar de que haya pésimos cristianos, pero hay que acatar algo. Primero, aunque haya personas que se identifiquen como cristianos, no significa necesariamente que lo sean. Un cristiano no es quien va a una iglesia. Ni siquiera lo es quien lee una Biblia. Tampoco lo es quien afirma llanamente creer en Jesús. Más bien, un cristiano es quien se identifica con las enseñanzas de Jesucristo, siguiéndole y obedeciendo. Un cristiano es quien confía plenamente en Jesucristo y se examina ante la Palabra para parecerse a Él. Y con esto en cuenta, es muy difícil que un líder, pastor o creyente que abusa, sea un verdadero cristiano, pues con sus hechos lo negaría.

Segundo, hay cristianos que pueden hacer cosas malas, y basta con abrir la Biblia para saber que la gente de Dios también puede hacer cosas terribles, aun sabiendo que Dios detesta esas cosas. Y por supuesto, Dios no tiene la intención de esconder esos hechos: David matando y adulterando, Judas traicionando, Abraham mintiendo, etc. Hoy citamos casos más recientes, como el de Jimmy Swaggart, Steve Lawson u otros tantos más, que se deslizaron en sus conscupisencias, y fue hecho notorio su pecado.

Los cristianos dejan de representar al cristianismo cuando no se comportan conforme a los principios del cristianismo. El cristianismo se basa en una verdad histórica, y esa verdad sacude el alma de las personas para que se alejen de sus malas obras. Cualquier intento humano de volver a revolcarse en el lodo es contrario al cristianismo. Si el milagro de rescatar a alguien para hacerlo mejor es la obra de Dios, el volver a las migajas de la pudredumbre moral (cual perro que regresa a su vómito) es la obra humana en irrespeto a Dios.

El Señor Jesucristo enseñó sobre estas cosas. Habló de la falsedad de creyentes (aunque se refirió a los profetas, ello se aplica a todos los que afirman ser creyentes), pues indicó que a los creyentes se les conoce no por lo que dicen sino por lo que hacen, cuando dijo: «Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos? Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo… o todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.» (Mat 7:16,17,21).

La Verdad es la Verdad

Por eso, el cristianismo no deja de ser verdad porque haya personas negligentes, irresponsables o abusadores que se identifican como cristianos. La verdad es verdad aunque la gente no la crea o la asuma. De hecho, la mala conducta de supuestos cristianos en realidad testifica contra ellos en virtud de la denuncia que el propio cristianismo hace contra estas personas. La verdad de Jesucristo sigue siendo verdad.

El hecho de que Jesucristo se haya levantado de entre los muertos con poder y validar con ello toda su enseñanza, no depende de la pésima conducta de algunos creyentes. Pero, ¿y qué de aquellos que sí honran su fe como es debido? ¿O, qué de aquellos que han cambiado el mundo mediante la cosmovisión cristiana, haciendo que lo que antes no tenía significado tenga ahora sentido y valor para vivir? Si el cristianismo es verdad entonces debería exhibir personas transformadas para bien a través de los siglos, y denunciar las obras de quienes con su boca se identifican como cristianos, pero que con sus hechos lo niegan. Y estas cosas las hace el cristianismo con creces, demostrando su eficacia y verdad.

 

Respondiendo con Cuidado

Este tema es algo sensible debido a la alta probabilidad de que quien rechaza el cristianismo por estas causas, haya padecido en carne propia el abuso de algún (supuesto) creyente. Eso habría producido heridas difíciles de sanar, y con razón.

Además de aclarar los puntos anteriores, es necesario recalcar que Jesús no es como nosotros, mucho menos como esos cristianos que abusan. El abuso no es parte del plan de Dios, ni es producto de las enseñanzas del cristianismo. Por ello es preciso restaurar a la persona, mostrándole cómo es realmente el cristianismo, y cómo nos amamos los cristianos. Los malos testimonios de engañadores se quitan con el correcto trato de los verdaderos creyentes.

Que el Señor te bendiga.

Acerca del Autor

Juan Valles
Juan Valles
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Teólogo en formación, predicador del evangelio; apasionado por la apologética y la doctrina cristiana; se dedica al estudio de sectas y movimientos religiosos. Está casado y reside en Caracas.

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