Existe una creencia popular, muy arraigada por cierto, de que todas las religiones son igual de verdaderas o igual de válidas, porque todas dirigen hacia el mismo Dios. Se trata de una visión relativista en la que todos tienen razón en cualquier postulado sobre Dios, y cada quien podría estar viendo una parte complementaria de la Deidad.
Pero la realidad es más compleja. Normalmente esta opinión es expresada por quien no conoce de religiones, ignorando los postulados de cada una, y pasando por alto la lógica.
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Todas las religiones no son iguales
La primera premisa que abordaremos es la supuesta igualdad de las religiones. Aunque hay elementos similares en algunas religiones (como que el cristianismo, judaísmo e islam son monoteístas), en el fondo no son tan similares. Citemos un ejemplo, ¿podemos creer que el islam es igual al cristianismo? En el islam, Dios no tiene (ni podría tener jamás) un hijo. En el cristianismo, el Hijo de Dios vino al mundo para enseñarnos la verdad acerca de Dios. Para los musulmanes, Jesús fue un profeta, pero inferior al más grande de los profetas que fue Mahoma; en el cristianismo, Jesús es Dios en forma humana, Creador y superior a toda la creación, quien resucitó de entre los muertos. Según el islam, los infieles deben aceptar el islam o morir; en el cristianismo, el incrédulo e incluso el impío deben ser tratados con amor para predicarles y llevarles el mensaje salvador y reconciliador de Dios, advirtiéndoles la consecuencia del pecado. ¿Podemos hablar de igualdad? No. De hecho sus diferencias las hacen irreconciliables.
También, el judaísmo, aunque podría considerarse la base para el cristianismo, no ve en Jesús a Dios ni el Mesías prometido; de hecho cree blasfemas y heréticas sus enseñanzas. En el budismo no existe la creencia en un Dios absoluto, y en el hinduismo el politeísmo en fundamental. Así, las personas que hablan de igualdad es porque desconocen el tema, ignorando los fundamentos de cada religión.
Otro factor: exclusión
Aunque ya sabemos que las religiones no son iguales, no obstante existe otro factor a tomar en cuenta: las religiones son mutuamente excluyentes. No será posible reconciliar el budismo con el judaísmo, por citar un ejemplo. Sus doctrinas excluyen a otras.
Normalmente las personas dirán que todos los caminos conducen a Roma (en su intento de decir que todas las religiones llevan a un mismo Dios), el problema está en que cada una afirma en realidad ser el único y sin excepción camino a Roma. Todas excluyen la posibilidad de que exista otro camino. Considere usted la afirmación de Jesucristo: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie va al Padre sino a través de mí» (Jn 14:6). ¿Entiende usted que Jesucristo enseña que no hay otra alternativa para llegar o tener a Dios? Es determinante y exclusivo.
La verdad es exclusiva
Por definición, la verdad es excluyente. Si en una habitación reunimos al Presidente de Rusia (por citar un ejemplo) junto a otros veinte líderes mundiales de diferentes nacionalidades, y todos afirman ser el Presidente de Rusia, obviamente no todos pueden tener la verdad, sino sólo uno. Así es la verdad. Doug Powell lo resume muy bien cuando afirma que «No es posible que afirmaciones contradictorias sean todas verdaderas al mismo tiempo y en iguales condiciones» (ver Guía Holman de Apologética Cristiana, pág 327).
Un ejemplo sencillo de esto es expresado por Miguel Nuñez, quien afirma en su libro «Jesús El Hombre Que Desafió Al Mundo y Confronta Tu Vida«, que:
Si una ley física establece que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar en el espacio al mismo tiempo, lógicamente un cuerpo está excluyendo al otro. Del mismo modo, si la luz viaja a 300.000 km/seg, esta velocidad excluye todas las demás velocidades posibles. ¿Por qué? Porque esa es la verdad y no puede haber dos verdades.
En una entrevista con Lee Strobel, y que luego sería parte del libro «El Caso de la Fe«, Ravi Zacharias le dice a Lee que la verdad es exclusiva. Y agrega:
Si la verdad no excluye, no se hace ninguna reafirmación de una declaración verdadera; solo se trata de una simple opinión. Cada vez que declara la verdad, da a entender que algo contrario a eso es falso. La verdad excluye lo contrario.
Por eso todas las religiones no pueden llevar al mismo Dios. Todas no pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Y por ser todas excluyentes y la verdad exclusiva, necesariamente una sola cosmovisión debe ser cierta.
Sobre lo que dijo Jesucristo
Ya comentamos sobre la afirmación de Jesucristo de ser el único camino y la única verdad acerca de Dios (Jn 14:6). Podríamos analizar esto y compararlo con nuestra cosmovisión. Si Jesús afirmó ser la verdad, ¿tenemos razón para no creerle? Debido a la altura moral de Jesucristo, quien según los relatos históricos de su persona expresados en los evangelios y en las cartas canónicas nunca se equivocó, nunca pecó, ¿qué opción podemos elegir acerca de su afirmación a todas luces cierta?
También, en la entrevista de Strobel con Zacharias, Ravi continúa su discurso con la siguiente afirmación:
Las claras implicaciones de Jesús al decir que es el camino, la verdad y la vida son que, en primer lugar, la verdad es absoluta; y, en segundo lugar, la verdad es conocible. Su afirmación de exclusividad significa categóricamente que cualquier cosa que contradiga lo que él dice es falsa por definición.
¿Todas las religiones llevan al mismo Dios?
No. Todas no pueden ser verdaderas. Sólo la verdad conduce a Dios. La verdad es absoluta. Cuando alguien afirma que todos los caminos conducen a Dios o que todas las religiones son verdaderas intenta hacer de una verdad relativa, una absoluta. Es una autorefutación: dice que la verdad absoluta no existe, pero intenta presentar una verdad relativa como si fuera una verdad absoluta, ignorando que desacredita las verdades absolutas.
Concluimos que no sólo debemos rechazar la idea de que todas las religiones son iguales, sino también debemos aceptar la afirmación de Jesús de ser la única y absoluta verdad, y seguirle. El no seguir a Jesús, admitiendo que todos los caminos son iguales, es irresponsable.
Que el Dios Eterno y Creador le bendiga.
Acerca del Autor
Juan Valles
Teólogo en formación, predicador del evangelio; apasionado por la apologética y la doctrina cristiana; se dedica al estudio de sectas y movimientos religiosos. Está casado y reside en Caracas.