La llamada «Gran Decepción» es parte de la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Todo esto se remonta a 1844 y lo que dio origen a los hoy llamados adventistas.
Podemos trazar esta historia desde 1830 cuando Guillermo Miller (o William Miller), un pastor bautista de New York, había despertado el interés de la gente por la segunda venida de Jesucristo. Su influencia fue notoria, llegando a alcanzar con ello a Hiram Edson, José Bates (o Joseph Bates), y Helen Harmon, quien posteriormente al casarse sería conocida como Helen Harmon de White, o Elena White. Sus predicaciones fueron acompañadas de cálculos dando a entender que tenía motivos para creer que el regreso de Cristo se produciría en 1843.
Contenido que encontrará
Los Cálculos de Miller
Primero, Miller trazó las profecías de las setenta semanas de Daniel como años, es decir 490 semanas o 490 años desde el 457 aC, la fecha del decreto del rey Artajerjes para reconstruir Jerusalén (Dn. 9:25). Esto trae como resultado que su cumplimiento coincide con la fecha en que Jesús fue crucificado. Y como este tipo de cálculo coincide, Miller creía tener motivos para aplicar el mismo método para otro evento: el advenimiento de Jesucristo. Tomaron así los 2300 días de Daniel 8:14 como años, y llegaron a la conclusión de que Cristo regresaría el 21 de Marzo de 1843.
Las Implicaciones de la Profecía sobre el Advenimiento del Señor
El impacto de los milleristas fue profundo. No sólo se limitó a una congregación local sino a creyentes de diversas iglesias de otras ciudades. Uno de los influenciados por este tema, incluso mucho tiempo después, fue Charles Taze Russell, quien luego fundaría el grupo que hoy se conoce como testigos de Jehová.
Y así esperaron ansiosamente esta fecha. Algunos regalaron sus propiedades, otros dejaron perder cosechas, muchos cancelaron eventos importantes porque Cristo regresaría esa fecha. Y mientras más fuerte fue su entusiasmo, vestidos de ropas blancas esperando al Señor, más fuerte fue la decepción al final de aquel día en que Cristo no vino.
Primera Corrección: error de Fecha
Ante el fracaso del evento por la gran expectativa causada, Miller pensó que hubo un error en la fecha. Años después, Elena White dijo que ese error fue propiciado por Dios porque quería que su pueblo sufriera un desengaño, quería también despertar a la gente, y haciendo mención de Habacuc 2:3, que la visión se tardó.1 De tal modo que se anunció una nueva fecha para corregir. Algunos con más recelos y otros con más confianza, se hicieron los preparativos para «recibir al Señor en el aire», esta vez para el el 22 de octubre de 1844.
La Gran Decepción o El Gran Chasco
Y así como Cristo no vino en 1843, tampoco vino en 1844, con lo que la gente decidió no creer más a Miller. ¿Y no era de esperarse? ¿No había dicho Cristo que la fecha de su venida no la podría saber ningún ser humano? (Mt 24:36) Ahí falló tanto Miller como todos quienes le creyeron. Esperaron, tuvieron fe, y fueron decepcionados porque su fe había sido establecida sobre un error.
Esta profunda decepción es conocida también como «El Gran Chasco», un evento que dividió al movimiento millerista hasta disolverlo. Un grupo pensó que nada pasó, y que se equivocaron, así que decidieron seguir adelante sin creer saber el regreso de Cristo. Pero otro grupo creyó que algo sí pasó, y le dieron un nuevo sentido a la Gran Decepción: se inició el movimiento adventista que conocemos hoy.
Segunda Corrección: error de evento
Ya el problema no era la fecha sino el evento: entendieron que la fecha era correcta: algo habría de ocurrir, pero Cristo no vendría a la tierra sino que entraría al Santuario del cielo y comenzar el llamado «Juicio Investigador». ¿Cómo es esto? Luego de este suceso el protagonismo de Elena White junto a Bates y Edson fue determinante: anunciaron en tiempos distintos que Dios les reveló que Jesús entró al lugar santísimo en 1844 y oficiar como Sumo Sacerdote. Y allí muchos creyentes serían borrados del Libro de la Vida.
Este es el inicio de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Y todavía hoy creen en el Juicio Investigador, y que Jesús pasó de la diestra del Padre al santuario celestial.
Conclusión
Los adventistas desconocen que el movimiento al que pertenecen nace no sólo de un par de profecías fallidas, sino de una posterior supuesta revelación de los líderes de ese movimiento de entonces, y basan toda su doctrina en que en el año 1844 Jesucristo entró en el lugar santísimo.
Sin ahondar mucho en detalles, hay razones de peso para rechazar la doctrina adventista surgida por esta Gran Decepción. Si nuestros amigos adventistas sólo se basaran en la Biblia, sabrían que una supuesta visión de que Cristo entró en el lugar santísimo en 1844 contradice la clara enseñanza bíblica de que Jesús ya lo había hecho de forma eficaz. El escritor de hebreos dice que Cristo «entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención» (Heb 9:12).
Referencias
- Ellen G. White, Dones Espirituales, reproducido en Primeros Escritos, p. 232 y p. 235 (citado por Dale Ratzlaff en «La Doctrina Sectaria de los Adventistas del Septimo Dia: Un Recurso Evangelico y una Apelacion A los Dirigentes ASD», p. 91-92).
Acerca del Autor
Juan Valles
Teólogo en formación, predicador del evangelio; apasionado por la apologética y la doctrina cristiana; se dedica al estudio de sectas y movimientos religiosos. Está casado y reside en Caracas.